El martes 15 de abril por la mañana, Mons. Salvador Cristau presidió la solemne Misa del Crisma en la Catedral de Terrassa. Este evento contó con la participación de 80 presbíteros que concelebraron la Misa, 15 diáconos, seminaristas de la diócesis, representantes de las comunidades de vida religiosa y numerosos laicos que llenaban el templo, creando un ambiente de gran devoción. La Misa del Crisma es una de las celebraciones más importantes de la Semana Santa, donde se bendicen los óleos santos que serán utilizados para la administración de los sacramentos durante todo el año.
Durante su homilía, el obispo Salvador se dirigió especialmente a los presbíteros presentes, recordando los fundamentos profundos de su ordenación sacerdotal. Destacó la consagración y misión que les une al servicio de Dios y de la Iglesia, y la importancia de la confianza en el Señor y la caridad pastoral. En este sentido, hizo referencia al ejemplo de los presbíteros beatificados, el Dr. Josep Guardiet y Mn. Cayetano Clausellas, como modelos de dedicación y compromiso eclesial. También pidió una oración especial por él, ya que en ese día celebraba sus 75 años, así como una oración por el futuro obispo de la diócesis cuando el Papa deba nombrar uno.
Un momento especial de la jornada fue el almuerzo de hermandad en la Fundación Busquets, donde se felicitó al obispo por su efeméride. Además, se rindió homenaje a los presbíteros que celebraban los 50 años de ordenación sacerdotal, Mn. Fr. Xavier Aróztegui y Mn. Ramon Tarrés, así como en Mn. Juan Bautista Fernández, que se encuentra jubilado en León. También se recordó con cariño a los presbíteros que celebraban los 25 años de ordenación, como Mn. Iñaki Ballbé, Mn. Prakash Rao Chukka y Mn. Narciso Puig.
En este acto de hermandad y agradecimiento, se hizo un recuerdo por los presbíteros que no pudieron asistir a la celebración, como Mn. Francisco Fernández Atienza y Mn. Francisco Javier Sánchez Soto, juez del tribunal eclesiástico. La jornada fue un momento de comunión y de renovación de la esperanza entre los miembros del clero y la comunidad cristiana de la diócesis de Terrassa.
Estas celebraciones de la Misa del Crisma y el almuerzo de hermandad son una muestra de la vitalidad de la Iglesia local, donde se reconocen las trayectorias de vida sacerdotal y se refuerza la unión entre los presbíteros y los laicos. Todo ello fue una oportunidad para renovar los compromisos de servicio y fe en una diócesis que sigue avanzando con la esperanza y la confianza en la llamada del Señor.