1. Teniendo presente que las próximas elecciones al Parlamento de Cataluña pueden tener una notable importancia histórica, como discípulos de Jesucristo y pastores de la Iglesia Católica, arraigada desde los primeros tiempos del cristianismo en nuestra tierra, queremos contribuir a la reflexión de los ciudadanos de Cataluña, con la luz que nos viene del Evangelio de Jesucristo, conscientes de que están en juego cuestiones decisivas a nivel institucional, político y social. En el marco democrático, creemos que también nuestra voz, expuesta con espíritu de servicio, puede enriquecer el debate actual sobre el presente y el futuro de nuestro país.
2. Continúa teniendo vigencia lo que afirmamos sobre la identidad nacional de Cataluña en el documento «Raíces cristianas de Cataluña» de 1985, y que recogimos en 2011 en nuestro Documento titulado «Al servicio de nuestro pueblo». Por eso manifestamos nuestro amor a la Patria catalana, que la Iglesia ha querido servir desde sus inicios, y nuestro respeto por la legítima diversidad de opciones que se someterán a votación.
3. Constatamos que, con el paso del tiempo, se ha hecho todavía más patente y ha tomado mayor intensidad lo que dijimos antes de las elecciones al Parlamento de Cataluña del 2012. En estos últimos años se han manifestado nuevos retos y nuevas aspiraciones que afectan la forma concreta en la que el pueblo de Cataluña debe articularse y cómo se quiere relacionar con los pueblos hermanos de España, en el contexto europeo. No le toca a la Iglesia proponer una opción concreta, pero sí que defendemos la legitimidad moral de todas las opciones políticas que se basen en el respeto a la dignidad inalienable de las personas y de los pueblos, y que busquen con constancia la paz y la justicia.
4. Recordamos el deber de todos los ciudadanos a participar activamente en las elecciones como una manera de ejercer la propia responsabilidad en la búsqueda del bien común, y mucho más en un momento crucial como el que estamos viviendo, que puede tener consecuencias de larga duración. Por eso, es necesario que cada uno exprese por medio del voto las propias opciones, teniendo presente los grandes valores que deben estructurar la sociedad, como son el respeto a los derechos de las personas, de las familias y las instituciones, así como la honestidad y la transparencia de la gestión pública; y la regeneración de la política, pensada en una visión amplia, y que priorice la justicia y la atención a los más débiles y a los que sufren el peso de la crisis económica.
5. Entre todos tendremos que continuar potenciando la convivencia de la sociedad catalana dentro de la pluralidad de ideas, convicciones, opciones y sentimientos, que quiere decir animar la construcción de una sociedad democrática, solidaria, acogedora con los emigrantes, respetuosa con todas las sensibilidades y defensora de las libertades. Habrá que continuar trabajando para erradicar los efectos perniciosos de la crisis económica, buscando caminos que permitan mejorar la situación de tantas personas que viven en el paro, en la estrechez, en la pobreza o en la marginación.
6. Pedimos a Nuestra Señora de Montserrat, patrona de Cataluña, que interceda por que nuestro pueblo sepa discernir bien sus opciones y encuentre caminos para construir un futuro más justo y más fraterno, abierto solidariamente a la realidad de los otros pueblos del mundo.
Tarragona, 7 de septiembre de 2015