Fecha: 7 de marzo de 2021
Durante estos días, en años anteriores, previos a la Semana Santa, había mucha agitación en el interior de las cofradías, hermandades y congregaciones con los preparativos de los pasos, los horarios, las preceptivas autorizaciones, las solicitudes de colaboración por parte de sus dirigentes, la expresión ilusionada de perfeccionar los actos respecto a los años anteriores. Y un sinfín de pequeños detalles que toda actividad comunitaria lleva consigo.
Este año se ha producido un cambio radical: no habrá manifestaciones externas, en las calles y plazas de nuestras poblaciones, con motivo de los últimos días de la Vida, Muerte y Resurrección del Señor. Las condiciones impuestas por la pandemia dela COVID impiden las celebraciones que reúnen en un lugar concreto a muchas personas. Eso ha provocado una paralización de la casi totalidad de proyectos y la desilusión de muchos seguidores y responsables. Desde luego no ha sido una sorpresa de última hora. Desde el mes de enero había noticias desde distintos puntos de España de la supresión de actos. La misma Coordinadora Catalana de Cofradías se pronunció al respecto en el mismo sentido hace unas semanas. He de constatar que, aparte del consiguiente desencanto y decepción, ha habido una gran dosis de comprensión general por las medidas adoptadas. Se nos pide responsabilidad personal y también institucional. Y respondemos de este modo sin dejar de pedir a Dios por el fin de esta situación que ha creado tanto miedo, tanto sufrimiento y tanta muerte.
Ya en el año 2020 vivimos una experiencia similar a la que no estábamos acostumbrados y salimos del paso recordándonos unos a otros que la Semana Santa se celebraba igualmente en el interior de nuestros templos, con la asistencia orante de la comunidad cristiana que se reúne alrededor del altar para participar del misterio de Cristo. Este año nos ha dado un poco más de tiempo para preparar nuestro corazón para estas celebraciones.
Con estas líneas quiero contribuir a una vivencia más íntima y más auténtica de todo lo que significa la Semana Santa y lo resumo en estos consejos:
1.- Participad en las celebraciones parroquiales que recogen el sentido más profundo de nuestra fe. La Misa del Domingo de Ramos, la confesión, la Misa en la Cena del Señor, los Oficios del Viernes Santo, la Vigilia Pascual y la Misa del Domingo de Pascua. Hay una buena información por parte de las parroquias donde suelen exponer los horarios. Respetaremos siempre los aforos para los lugares de culto que nos han indicado las autoridades.
2.- No perdáis la ilusión ni el interés por colaborar con los responsables de vuestras cofradías. Es una situación temporal que no debe relajar nuestra participación y vivencia de nuestra fe. Pedimos a Dios que esto termine y podamos solemnizar en la calle lo que hacemos en el interior de nuestros templos. Estas manifestaciones de piedad popular ayudan a vivir el presente respetando y dignificando la acción de nuestros antepasados.
3.- Agradecer el servicio que prestan muchos cristianos en las cofradías. Un trabajo inmenso, una preocupación grande, una dedicación ilimitada hacen que, en nombre de todos, agradezca su interés y participación.
Los cristianos sabemos acompañar la manifestación externa con una actitud humilde y reconciliada. Pido a Dios que todos lo podáis realizar de ese modo.