MENSAJE A LOS FIELES DE LA DIÓCESIS DE SOLSONA
3 de enero de 2022
Queridos fieles de la Diócesis de Solsona:
He recibido con alegría el nombramiento como obispo vuestro. Ciertamente me cuesta dejar Menorca, donde he encontrado una acogida extraordinaria desde el comienzo. Durante los cinco años que he estado aquí he aprendido a amar a esta
tierra, su cultura y, sobre todo, a sus gentes. Ahora el Papa me pide cambiar el rumbo y ser el pastor de vuestra Diócesis y lo hago cargado de ilusión, confiando en la acción del Espíritu Santo y también en vuestra ayuda.
Quiero caminar con vosotros, adaptar mi paso al vuestro, para poder vivir el gozo de caminar juntos, sinodalmente. Uno de los retos que tendremos que afrontar será culminar la fase diocesana del Sínodo de los obispos y escuchar lo que el Espíritu dice a nuestra Iglesia de Solsona, para que la comunión sea real, la participación de los fieles sea efectiva y la misión sea compartida.
Escuchar al pueblo de Dios nos ayuda a descubrir la necesidad de reforma que tiene nuestra Iglesia. En una reflexión sobre el Sínodo, dijo el Papa que hemos de pensar no en otra Iglesia, pero sí en una “Iglesia distinta”, abierta a la novedad que
Dios le quiere indicar (9-10-2021). Sentimos la necesidad de ser una Iglesia de puertas abiertas, más acogedora, más fiel al Evangelio, más sencilla, con una fuerte vivencia de ser comunidad y, al mismo tiempo, con una conciencia viva de ser misionera, de ponerse en camino para anunciar a todos la Buena Noticia de Jesús.
Con dolor y desconcierto hemos vivido la etapa final del ministerio episcopal de mi predecesor. Damos gracias a Dios por todas las cosas buenas que hizo y pedimos que le ilumine en su nueva etapa. Es justo agradecer también la labor realizada por el Administrador Apostólico que nombró el Santo Padre.
Cuento con todos vosotros para llevar a cabo la misión que hemos recibido de Cristo. Nos necesitamos unos a otros, porque sólo juntos podemos ser la Iglesia de Jesús. Cuento con los sacerdotes y diáconos, que son los colaboradores más estrechos en mi misión. Estoy deseando conoceros y vivir con vosotros el don del sacerdocio. Es muy importante también la colaboración de todos los consagrados, tanto los contemplativos, que evangelizan con su plegaria, como los religiosos y religiosas de vida activa, que realizan obras tan admirables al servicio de los demás. Y resulta imprescindible contar con un laicado maduro, consciente de su extraordinaria vocación y misión. Con la ayuda de Dios, pronto conoceré vuestros rostros y pronunciaré vuestros nombres. Sin vosotros, queridos laicos, no será posible seguir proclamando el Evangelio.
Me presento ante vosotros en actitud de servicio. En mi ordenación escogí como lema episcopal unas palabras de San Pablo: “Adiutor gaudii vestri” (2 Cor 1,24), servidor de vuestra alegría. Estas palabras representan mi actitud ante vosotros: no vengo a vosotros como señor de vuestra fe, sino como vuestro siervo, con el deseo de cooperar a que crezca en vosotros el gozo de creer en Jesucristo y, de esta manera, nuestra Iglesia diocesana sea un signo más claro de Cristo ante los hombres.
Desde que recibí la noticia de mi nombramiento, rezo por todos vosotros. Aunque aún no os conozco, tengo presente en la plegaria y en el corazón mi Diócesis de Solsona. Soy muy consciente de que sin la plegaria es imposible desarrollar nuestra misión. También mi ministerio necesita de vuestra oración. Os ruego que me tengáis presente. Cuanto más consciente soy de mi fragilidad y mis defectos, más necesaria siento la oración del pueblo de Dios por mi persona.
Desde el comienzo puse mi ministerio bajo el amparo de la Madre de Dios, que es invocada en nuestra Diócesis como Virgen del Claustro y con otros preciosos títulos. A ella me encomiendo también al asumir la guía de la Diócesis de Solsona. Que la Madre de Dios me ayude a ser un pastor según el corazón de Cristo.
✠Francesc Conesa Ferrer,
obispo electo de Solsona
y administrador diocesano de Menorca