Este jueves día 13 de enero, los obispos catalanes, valencianos y de las Islas Baleares han celebrado la Eucaristía en la última de las cuatro basílicas mayores, la de San Pablo Extramuros. En este caso, la Eucaristía ha estado presidida por el arzobispo Joan Planellas.
En su homilía, Mons. Planellas ha hablado sobre la belleza artística del templo, que «nos reporta la grandeza de la gracia de Dios entregada por medio de Jesucristo, como predicaba san Pablo; y, a la vez, nuestra pequeñez».
En el momento histórico actual, ha asegurado, «nos encontramos abandonados, estamos avergonzados y somos el escarnio de la sociedad, burla de los que nos rodean». Esto puede hacernos pensar que el Señor se esconde, pero «este silencio de Dios no es el de la ausencia de su Palabra, sino más bien la falta de escucha por nuestra parte».
En la jornada previa a la visita al Santo Padre, el arzobispo Joan ha recordado la dinámica sinodal que nos propone el papa Francisco como una «dinámica de escucha de la voz de Dios que habla en su Pueblo», afirmando que «l el único garante de la verdad de esta voz de Dios es el Espíritu Santo».
Con motivo de la celebración en la basílica dedicada a san Pablo, Mons. Planellas ha destacado el paso de este santo por las tierras de la Tarraconense. Dirigiéndose al resto de obispos, les ha recordado que la visita ad limina «es una muestra de la cooperación con la Iglesia Universal, en la comunión con el Obispo de Roma y desde nuestra Iglesia Local». En este sentido, ha reiterado la importancia de la dinámica sinodal para «cooperar más, salir a las periferias que, en tiempos de pandemia, se encuentran muy cerca».
A lo largo de esta mañana, los obispos han sido recibidos en los Dicasterios para los Laicos, la Familia y la Vida; y para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Por la tarde, se reunieron con la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica y, finalmente, se reunieron con la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos, donde fueron recibidos por el Card. Grech, y los subsecretarios Mons. Luís Marín y Sor Natalie Becquart.
El cardenal Grech ha hecho expresivo el agradecimiento al ministerio episcopal por el trabajo sinodal. Ha señalado que «en esta ocasión no sólo es un sínodo de los obispos sino un sínodo de toda la Iglesia. A la vez, este momento de los sínodo en las Iglesias locales no es una fase preparatoria, sino que ya es parte misma del Sínodo».
También ha señalado que «el trabajo de esta oficina del sínodo, en agosto, al final de la fase de las Iglesias locales, será un acto colegial de todo el Episcopado».
Mons. Luis Marín ha explicado la importancia de la dimensión espiritual del Sínodo y la necesidad de promover esa dimensión que es también imprescindible.
