Fecha: 27 de noviembre de 2022
Un año más llegamos al Adviento, que significa venida, llegada. Se trata de la venida del Señor. Es el principio del año litúrgico cristiano y consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Cristo.
Corresponde a las cuatro semanas que tenemos antes de la celebración de la Navidad, el nacimiento del Señor. En este tiempo esperamos la venida del Señor, la deseamos, la pedimos. Es, por tanto, un tiempo de espera o de esperanza sobre todo. El deseo de esa venida y la certeza de que está viniendo fundamenta nuestra esperanza.
Una vez una persona me preguntó: ¿pero si Jesús ya vino hace dos mil años, y ya sabemos que vino, porque le esperamos ahora? La respuesta es sencilla y sale de nuestra fe en la Palabra del Señor. Y es que, si bien es cierto que creemos de verdad que Jesús nació hace dos mil años en Belén de Judá, también es verdad que creemos que sigue viniendo, sigue haciéndose presente.
Por eso se habla de las tres venidas de Jesús. La primera cuando, encarnado en el seno de María Virgen nació en Belén. La segunda, que será cuando él volverá al final del tiempo: “Estad a punto también vosotros, que el Hijo del Hombre vendrá a la hora menos pensada” (Mt 24, 44). Pero hay también una tercera venida de Jesús, la que hace continuamente, todos los días. Él viene a nosotros a través de la Iglesia, a través de los sacramentos, a través de su Palabra. Porque creemos que viene de verdad en cada celebración de la Eucaristía y en la liturgia, creemos que hace presente los misterios de su vida, muerte y resurrección a lo largo de todo el año: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta la fin del mundo (Mt 28, 20).
Por eso los cristianos creemos que la celebración del nacimiento del Señor, la Navidad, no es una conmemoración, no es la celebración de su cumpleaños, sino que Él vendrá realmente a nosotros y al mundo, y por eso necesitamos prepararnos con ese tiempo del Adviento.
Si un día nos anunciaran que una persona muy importante, o alguien que amamos y valoramos mucho pero que hace tiempo que no hemos visto, vendrá a nuestra casa a visitarnos ¿no haríamos lo posible para prepararnos, para recibirle cómo se merece?
Éste es Jesús, que vino al mundo, cumplió la misión que Padre le había encomendado, nos salvó y después de morir en la cruz resucitó. Y ahora vuelve, como dijo, para estar siempre con nosotros.