Fecha: 5 de noviembre de 2023
Con el mes de noviembre llega la “Cadena de oración por las vocaciones”. Esta es una bonita iniciativa de las delegaciones diocesanas de pastoral vocacional de los 10 obispados con sede en Cataluña. Durante todo este mes de noviembre rogamos ininterrumpidamente por las vocaciones, tomando cada obispado tres días diferentes. A nuestra diócesis de Tortosa nos corresponde coger el relevo de esta cadena de oración los días 5, 15 y 25 de noviembre.
Dios llama, pero somos nosotros quienes no siempre lo sabemos escuchar con atención. El Señor nos ama tal como somos y a la vez nos sueña mejor de lo que somos. No hay nadie para el cual el Señor no tenga una misión particular, ya sea en la vida laical, familiar, misionera, en la vida consagrada, en el diaconado, en el sacerdocio.
Seamos comunidad cristiana diocesana que hace cadena rogando juntos, escuchando el llamamiento de Dios. Seamos comunidad de discípulos que rogamos unidos descubriendo que la promoción de las vocaciones es tarea de todos los bautizados. Aprovechemos esta cadena de oración para hacer experiencia de sinodalidad vivida, “caminando juntos” y a la vez “rogando juntos” como Santo Pueblo fiel de Dios, creciendo en comunión, participación y misión, como pueblo de bautizados que situamos el llamamiento de Dios en el centro de nuestras vidas.
El Señor nos llama a la vida, nos llama a la amistad con Él, nos llama a la santidad. Así nos lo recuerda el Papa Francisco en su exhortación apostólica Gaudete et exsultate (n.º 136). A la luz del lema de este año, “la vocación, fuente de nueva vida”, comprendemos que nuestras vidas no son fruto de un caos sin sentido, sino que todo puede integrarse en un camino de respuesta al Señor, que -como ya he remarcado anteriormente- nos ama tal como somos y a la vez nos sueña mejor de lo que somos. Él tiene un precioso plan para cada uno de nosotros.
Tanto hoy domingo 5 de noviembre como los días 15 y 25 de este mismo mes -días asignados a nuestro obispado para la cadena de oración por las vocaciones-, pedimos al Señor saber escucharle con atención, responderle con generosidad, sentirnos miembros de una comunidad diocesana que ruega, acoge y acompaña al encuentro con Jesucristo. ¡Él es siempre fuente de nueva vida!