Fecha: 12 de mayo de 2024
Estimadas y estimados, hoy, solemnidad en la que la Iglesia Universal conmemora la Ascensión al Cielo del Señor Resucitado, se celebra la jornada mundial de las Comunicaciones Sociales. Podemos hablar de muchas cosas, de demasiadas cosas diría yo, alrededor de la comunicación, de sus medios, de su utilización, de sus peligros o posibilidades, de su manipulación, influencia o uso. Hoy, la comunicación humana sufre, y a la vez origina, modificaciones incesantes en su estatus y en su propio ADN porque la humanidad necesita comunicarse para ser humana, mientras busca un lugar estable en el universo existencial. Esto, que puede parecer un juego de palabras, es una realidad: somos sociales y humanos porque comunicamos y nos comunicamos. En este sentido, las modificaciones de las que os hablo no tienen origen concreto, ni tienen amo, ni hay nadie que las haya inventado, estudiado o propuesto. Con la evolución humana, hoy la Comunicación, y lo escribo ahora con mayúscula, empieza a tener vida propia. Y esto nos tiene que poner en situación de alerta. Porque resulta que la convivencia y unidad humanas, aquello que llamamos «Humanidad», ha pasado de ser fuente de Comunicación e ir delante, a ser solo receptora de Comunicación e ir detrás.
El Papa Francisco, en el mensaje escrito para este año, pone énfasis en el tema. Lo hace empezando así: «La evolución de los sistemas de la llamada «inteligencia artificial», está modificando radicalmente la información y la comunicación y, a través de estas, algunos de los cimientos de la convivencia civil». Y se pregunta el Papa: «¿Qué futuro nos espera al homo sapiens, en la era de las inteligencias artificiales?». Su propuesta amplía el lema elegido para este 2024 que dice: «Inteligencia artificial y sabiduría del corazón para una comunicación plenamente humana». Y yo mismo me añado al Papa Francisco y me pregunto, y os pregunto: «Es que, si cualquier comunicación no es plenamente humana, ¿qué es entonces?». El mismo papa Francisco nos aporta la visión correcta cuando dice que «en esta época que tiene el riesgo de ser rica en tecnología y pobre en humanidad, nuestra reflexión solo puede salir del corazón de las personas».
En este aspecto querría yo incidir en este domingo de las postrimerías del tiempo pascual. Nuestra comunicación solo puede salir del corazón de las personas, del protagonismo del ser humano a la hora de volverse ser social gracias a las comunicaciones y convertirse en comunicador gracias a sus habilidades sociales. La comunicación crecerá al ritmo que crezca la humanidad y ambos se ayudarán a crecer en humanidad. Nos estamos construyendo constantemente como humanidad y no podemos claudicar al comunicarnos artificialmente porque, entonces, ¿dónde quedará nuestra humanidad? El cristianismo ha progresado durante dos milenios poniendo a la persona en medio de la ecuación del crecimiento y del progreso; hemos ido creciendo a medida que el corazón del hombre se expandía hacia el universo y se comunicaba con sus iguales y con toda la Creación de Dios.
Vuestro,