Fecha: 15 de septiembre de 2024

Estimados diocesanos, amigos y amigas: el próximo sábado, 21 de septiembre, Mons. Josep-Lluís Serrano Pentinat, hijo de Tivissa y miembro del presbiterio de nuestra diócesis tortosina, será ordenado obispo en una solemne eucaristía que tendrá lugar en la Catedral de Santa Maria de la Seu d’Urgell. ¡Demos gracias a Dios!

El clero, fieles, y todo el Pueblo Santo fiel de Dios que peregrina en la diócesis de Tortosa estamos muy contentos y expresamos nuestra gran alegría a la vez que elevamos una acción de gracias a Dios por llamar a este miembro de nuestro obispado a la sucesión apostólica. Al mismo tiempo, agradecemos al Papa Francisco este signo de confianza en un presbítero formado en nuestro Seminario, un pastor entregado generosamente a las parroquias y diversos ministerios que ha servido en nuestro territorio y en todas las demás tareas que la Iglesia le ha ido confiando en la delicada misión diplomática, desde el 2019 hasta la actualidad sirviendo como Secretario en la Sección para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano.

Mons. Josep-Lluís, muy querido por todos, en sus primeras palabras a quienes serán sus futuros diocesanos, como obispo coadjutor electo de Urgell les decía que, “con respeto y devoción” por ellos y por su fe, es enviado a esta diócesis hermana sabiendo que “sentirse comunidad significa compartir, cuidar a los demás, ayudar, aprender y sobre todo servir”. Cómo él mismo recuerda haciendo referencia a una sugerente afirmación del Papa Francisco: “quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

Damos gracias al buen Dios por esta llamada que Mons. Josep-Lluís ha acogido con obediencia y paz. En esta semana recemos especialmente por él y también por el arzobispo de Urgell y Copríncipe de Andorra, Mons. Joan-Enric Vives, del cual será su coadjutor, al cual ayudará, trabajando en comunión, complementariamente, viviendo juntos, compartiendo criterios para mejor servir y evangelizar a la diócesis de Urgell. Encomendándolos en esta nueva etapa de servicio eclesial y de buena colaboración entre estos dos hermanos obispos, todo un signo de comunión y sinodalidad vivida, rezando de manera especial por intercesión de la Virgen María bajo las advocaciones de Nuria y Meritxell.