Fecha: 10 de noviembre de 2024

Estimados diocesanos, amigos y amigas:

«El acompañamiento espiritual debe llevar más y más a Dios, en quien podemos alcanzar la verdadera libertad […] Sería contraproducente si se convirtiera en una suerte de terapia que fomente este encierro de las personas en su inmanencia y deje de ser una peregrinación con Cristo hacia el Padre», expone el número 170 de la Evangelii gaudium. El arte de acompañar necesita discípulos que atesoren en sus ojos el lenguaje del cuidado, que dejen de ser meros espectadores de la vida del cansado y sean capaces de transmitirles, desde el corazón, la sed y el anhelo de Dios.

A la luz de este sagrado sentir vamos a celebrar, el próximo 23 de noviembre, el Encuentro Diocesano de Catequistas: testigos que, después de haberse encontrado con el Señor, no temen abrirle su corazón y presentarle su vulnerabilidad para convertirse en acogedores de aquellos que necesiten conocer más de cerca a Jesús, una palabra a tiempo o un abrazo de consuelo.

Con el lema Catequistas: peregrinos de esperanza, acogemos esta llamada del Señor para ser transmisores de la Buena Noticia, sembrando esperanza en los niños, niñas y jóvenes, así como en las familias y en el corazón de la comunidad cristiana. Como caminantes de esta diócesis que peregrina en Tortosa, deseamos celebrar que somos familia diocesana que acoge, escucha y ama.

Quien custodia «camina al lado del acompañado y le anima a leer lo que se mueve en su corazón, el lugar por excelencia donde habla el Señor», confesó el Papa Francisco durante una audiencia general a principios de 2023. En ese lenguaje descubrimos que el acompañante es un instrumento de Dios que sólo puede ser cauce de la ternura del Padre si va de la mano del Espíritu Santo.

El camino de la esperanza comienza aquí, al despertar de una fe que cambia la vida en plenitud, cuando descubrimos que somos hermanos e hijos del mismo Padre.

Catequistas: animaos y venid con nosotros hacia el hogar de la esperanza. Vale la pena el encuentro con Jesús, dejar las redes a un lado aun en medio de la noche, abandonar el miedo a vivir a la intemperie de su amor y escuchar cómo el Señor vuelve a decirnos: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28, 16-20).