Fecha: 8 de diciembre de 2024

Estimados diocesanos, amigos y amigas:

En el horizonte del amor, «central en la experiencia cristiana del matrimonio y de la familia, se destaca también otra virtud, algo ignorada en estos tiempos de relaciones frenéticas y superficiales: la ternura», recuerda el Papa Francisco en el número 28 de su exhortación apostólica Amoris laetitia, sobre el amor en la familia. ¿Qué sería de nuestro corazón, cada vez más acostumbrado a las prisas y la fugacidad, sin el lenguaje de la ternura?

Como el canto del salmista que recuerda la paz interior y el silencio de adentro, a la luz de ese niño destetado en el regazo de su madre (cf. Sal 131, 2) que nos recuerda la entrada del tiempo mariano por excelencia, hoy celebramos la Inmaculada Concepción de María. Ella, la «llena de gracia» (Lc 1, 28) desde el primer instante de su ser, amanece en la penumbra del Adviento para invitarnos a vivir en un canto inmaculado de pureza.

En el tesoro del corazón de María, sostiene el Santo Padre, están «todos los acontecimientos de cada una de nuestras familias, que Ella conserva cuidadosamente». Por eso nos ayuda a «reconocer en la historia familiar el mensaje de Dios» (AL, n. 30). De esta manera, la mujer del «hágase» en un inmaculado «sí» nos invita a ser santos en el amor que nace del servicio y a abrirnos a la acción sanadora de entregarse siempre en gracia de Dios.

Hoy, la Madre de la Iglesia, el silencio y la escucha quiere que te postres ante su acrisolado rostro, que le mires cara a cara y que te dejes seducir por su belleza. Detente, haz silencio y escucha a su Hijo amado por medio de sus maternales ojos… ¿No percibes que tiene algo que decirte? Quizá, frente a las hebras de fugacidad que se posan cada día a tu alrededor, Ella anhela habitar tu fragilidad, tu miedo, tu herida. Y así se muestra ante ti: inmaculada, sin mancha que te hiera, para ofrecerte una vida en plenitud.

Dice la Palabra que «nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15,13). Y de la mano de la Virgen, quisiera –abrazando estas palabras del Señor Jesús, quien dio la vida por aquellos que nunca llamó siervos sino amigos– invitaros al retiro de Adviento que celebraremos el próximo sábado, día 14, en nuestra diócesis. Enmarcado en el Año de la Oración que estamos celebrando y como preparación al Jubileo 2025, será una oportunidad maravillosa para continuar ensanchando los lazos que María confía a nuestras almas.

Llevad siempre a la Virgen Inmaculada en el corazón y, cuando os falten las fuerzas, mirad al Cielo y recordad que Dios nos ha dado como madre a su propia Madre.