Fecha: 12 de enero de 2025

Platón, en Fedro, atribuye al encuentro con la belleza la capacidad para despertar en el alma el deseo de volverse hacia las esencias y más allá de ellas, recordar y actualizar el Bien. Algunos filósofos enseñan que el hombre a menudo necesita de un encuentro, un choque con la exterioridad para despertar el sentido del Bien, frecuentemente adormecido en su interior. Así, E. Levinas ofrece una profunda reflexión filosófica en torno a la realidad del bien. Levinas aporta un discurso racional en un lenguaje actual, confrontado con la experiència del mal que padeció en su carne. En su pensamiento encontramos una gran afinidad con los contenidos de una visión sobre el hombre desde la fe cristiana.

Familiarizado con el mundo cultural y simbólico de la Biblia, su pensamiento, confrontado con el sufrimiento de la shoah, afirma racional y razonablemente la anterioridad del bien en el hombre. El filósofo, nombra un vínculo que une al sujeto con el bien. Propone el encuentro con «la debilidad, con la extrema fragilidad del otro, amenazado por la violència y por la muerte», como elemento activador del bien que habita en cada persona y que es más profundo que el mal. En nuestros días, el escritor Gustavo Martín Garzo también afirma que «el rostro humano está hecho para mirar al otro, para contemplar su rostro. “No matarás” es como el cumplimiento de la mirada, los ojos dicen “no me hagas daño”. Esa es la base de nuestra humanidad».

Levinas sitúa ese «vínculo anárquico con el Bien» en el horizonte de la «Alianza». El concepto de «alianza», de reminiscencia bíblica, le sirve para hablar de un vínculo incondicional con el Bien, profundo y anterior al ejercicio de la voluntad y de la libertad en el hombre. El bien habita, germina y crece en el hombre «sin que él sepa cómo». Conviene recordar que en la Biblia el concepto de Alianza está relacionado con la incondicional fidelidad de una de las partes (Dios es el garante por excelencia, la roca firme que permanece siempre fiel).

Por analogía, también en relación al Bien, Levinas establece un dominio del Bien sobre el psiquisme humano, aunque el hombre no sea plenamente consciente ni llegue a captarlo mediante el conocimiento, como sucede también con el mismo Dios de la Biblia que permanece como el Totalmente Otro. Respecto al Bien, por tanto, ocurre lo mismo que con la relación entre Dios y su pueblo en el Antiguo Testamento: el hombre vive en la tensión de olvidarlo, de ignorar su alianza. No obstante, el vínculo permanece operativo y capacita al hombre para ser sujeto moral. Esta idea viene a ser reforzada desde la aportación de la psicología al tema de la violencia. No hay una razón genética que predisponga a la maldad. Desde la psicología, Rojas Marcos y desde la filosofía, Levinas, afirman como primigenia la inclinación al bien. Es Bueno recordarlo el primer mes del año nuevo. Porque serán muchas las ocasiones en las que la realidad parecerá desmentirlo. Para sacudirnos el pesimismo necesitamos afirmar la bondad y despertarla desde la mirada al rostro del otro, de los otros, sobre todo de los más vulnerables. Y para evitar la tentación de la desesperación, el mundo del arte es más necesario que nunca, porque nos aporta consuelo y nos ayuda a resistir. Con una condición, si nos ayuda a educar la mirada y volverla como la de Jesús, al rostro de los otros.