Fecha: 19 de enero de 2025
Estimados hermanos y hermanas:
Adentrados en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, deseo dirigirme a todas las iglesias y comunidades cristianas de nuestra diócesis.
El lema ¿Crees esto?, inspirado en el capítulo 11, 17-27 del Evangelio de Juan, encuentra su inspiración en el diálogo que mantienen Jesús y Marta, cuando el Señor visita la casa de Marta y María en Betania tras la muerte de su hermano Lázaro.
«Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano» (ibidem, v. 21), le recrimina Marta a Jesús, con una profunda decepción, por su tardanza en llegar para curar a Lázaro. Y, aun así, bañada en un derroche de fe, le confiesa que «todo lo que pidas a Dios, él te lo concederá» (ib., v. 21). Al instante, cuando Jesús le asevera que su hermano resucitará, ella pone sus ojos en la Vida Eterna y se aferra al Cielo: «Sé que resucitará cuando la resurrección, el último día» (ib., v. 24). Sin embargo, el Señor habla de volver a traerle a esta vida y, entonces, decide cambiarlo todo y bañarlo de sentido, afirmando que el amor es más fuerte que la muerte cuando la plegaria brota de los ojos del Hijo de Dios: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá» (id., v. 25-26).
Tras este instante de amor roto y entero, de muerte y vida, nace la pregunta que nos hace Jesús cada vez que se hace el encontradizo con nosotros en la piel del hermano herido, incrédulo o separado… «¿Crees esto?» (id., v. 27).
Esta celebración ecuménica pone el centro en este “creer” personal que encuentra su verdadero sentido en un “creemos” comunitario, donde todo brota en comunión, en torno al Señor Jesús, alrededor de su Mesa, repartiendo el alimento del Banquete y compartiendo la llama de la fe como signo de la luz de Cristo Resucitado.
La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos nos recuerda que para el ecumenismo no valen atajos de ningún tipo; el único camino posible es el que nos lleva a amar sin condiciones, a confiar en la palabra del Verbo y a permanecer unidos en Él y en su mensaje para obtener la anhelada unidad a la cual aspiramos (cf. Jn 15, 7).
Seamos hermanos que entrelazan su mirada en el Cuerpo Místico de Cristo y discípulos que rezan sin descanso por la unión de todas las iglesias, a ejemplo de la Virgen María, de los apóstoles y de Jesús. Él oró por este ideal de fe, «para que seamos uno, como tú y yo somos uno, para que el mundo crea» (Jn 17, 21). Seamos uno en Él, para que el mundo nos conozca por cómo nos amamos y descubra en nuestros ojos los de Dios, y para que –como Marta– podamos decirle al Maestro cuando nos pregunte si creemos: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el hijo de Dios que tenía que venir al mundo» (Jn 11, 17-27).