Fecha: 23 de febrero de 2025

Muchas veces me he encontrado con maestros y profesores de la diócesis, en reuniones o en las peregrinaciones diocesanas, ya que me interesa conocer el trabajo que se lleva a cabo en las escuelas, compartir las dificultades que actualmente comporta este ámbito, apoyando la labor que se realiza en la formación de niños, adolescentes y jóvenes.

Y una de las características que nos encontramos con frecuencia es el déficit en la formación religiosa. No sólo en la formación cristiana como tal, sino en los conocimientos más básicos de la religión como uno de los elementos que forman parte de todas las culturas, de la vida humana en todas partes y que de hecho se encuentra en los cimientos de nuestra historia y de nuestra cultura. Entrar en una iglesia y contemplar la belleza que se respira necesita saber captar los signos y símbolos que están plasmados en los retablos, en las imágenes religiosas, o en la misma disposición del templo.

Esto me lleva a reflexionar sobre la importancia de la formación religiosa en el proceso de crecimiento de la persona y en concreto en una herramienta que tenemos al alcance como es la clase de religión, que debe ofrecerse libremente en los centros tanto concertados como públicos y que es un derecho de los padres y de las familias, un derecho suyo y no de los estamentos públicos y políticos. Los padres y madres son los últimos responsables de la educación de sus hijos.

La clase de religión no es catequesis, puesto que no tiene como finalidad el crecimiento espiritual y religioso del niño. Su finalidad es ofrecer conocimientos básicos para entender la dimensión religiosa del ser humano, nuestra cultura, nuestra historia, nuestra identidad real. Para conocer nuestra religión y no ser un analfabeto cultural cuando se visitan templos, se ven películas, se escuchan conciertos o se leen libros.

Algunos padres o madres piensan erróneamente que no es necesario inscribir a sus hijos en la clase de religión si ya hacen catequesis en la parroquia. Debo decirles que son ámbitos diferentes, complementarios y que cada unode ellos aporta lo que el otro no puede dar, con fines propios en cada uno de ellos.

La clase de religión tampoco es estrictamente cultura religiosa. La clase de religión va más allá, puesto que presenta cómo la religión cristiana se encuentra en la base y fundamento de nuestra cultura, y con sus principios éticos y morales ofrece una visión necesaria para entender lo que han sido los movimientos sociales, culturales y políticos a lo largo de la historia. La clase de religión católica es una oferta que se hace desde la Iglesia Católica en el marco de libertad religiosa que reconoce la Constitución Española y los acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede, al igual que otras religiones, en virtud de los acuerdos propios con el Estado también pueden ofrecer.

Debemos tomar conciencia de la importancia y de la urgencia de solicitar la clase de religión para los niños y adolescentes y, a la vez, valorar todo el trabajo que realizan los maestros y profesores de religión en situaciones muchas veces complicadas y difíciles por la percepción desenfocada que a menudo se da de su labor. Tienen todo mi reconocimiento y agradecimiento en su misión y necesitan el apoyo de la diócesis y de toda la comunidad educativa.