Fecha: 20 de abril de 2025
Al celebrar la fiesta más importante para un cristiano, o una comunidad, como es la Resurrección del Señor me suscita la exigencia, como a todo seguidor suyo, de compartir la felicidad de este acontecimiento que siente la Iglesia y la necesidad de comunicarlo a los cuatro puntos cardinales con el fin de que todos conozcan y sientan las consecuencias de las palabras y los gestos de Jesucristo. Los cristianos lo vivimos con profunda alegría llenando de sentido cuanto pensamos, hacemos y deseamos para nuestro mundo.
La Iglesia celebra esta fiesta de un modo singular cada año y con características propias promovidas por cada generación. Recoge las adherencias y las iniciativas que la cosmovisión cristiana ha ido acumulando a lo largo de los siglos. En los centros de culto se participa litúrgicamente de los misterios de la Redención pero en la calle, en las familias y en la sociedad se respira un ambiente de constante celebración festiva. Comidas, música, reuniones, segundas residencias, viajes… son un conjunto de elementos que adornan y hacen revivir la novedad de este tiempo aunque las motivaciones religiosas quedan un tanto difuminadas u ocultas.
Como obispo de Lleida me siento en el deber de recordar la centralidad de la Pascua para quienes la celebráis y vivís con auténtica densidad cristiana. Al mismo tiempo desear a todos los que conviven con nosotros una inmensa felicidad en su entorno familiar y profesional. Aquí tenéis unas líneas, escritas por otros, para la reflexión y una imagen pascual para vuestra contemplación.
“Para mí sigue habiendo algo casi increíble en la idea de un joven campesino de Galilea que imagina poder llevar sobre sus hombros la carga del mundo entero (…) y que no sólo lo imagina, sino que lo logra, de suerte que en el momento presente todos los que entran en contacto con su personalidad, aunque quizá no se inclinen ante su altar ni se arrodillen ante su sacerdote, empero sienten de algún modo que la fealdad de sus pecados desaparece y la belleza de su dolor se les revela.” (Oscar Wilde, De Profundis)
“Para fructificar, la semilla necesita la mano que la arroje bien lejos. El barco requiere que alguien, enamorado del viaje, sea capaz de ayudarle a abandonar la ilusoria quietud del puerto. La página necesita que alguna persona se arriesgue a contar una historia. Tanto en las cosas más pequeñas como en las más grandes encontramos la misma exhortación a la esperanza”. (José Tolentino Mendonça, La mística del instante)
“Señor, Tú eres la Vida, mi Vida, la Vida verdadera.
Ante el miedo a la pérdida, Tú mi abundancia,
Ante la inseguridad de lo desconocido, Tú mi certeza absoluta.
Ante el dolor y la impotencia, Tú la fuerza que me sostiene.
Ante la oscuridad y el no saber, Tú la luz que ilumina mis opciones.
Ante la parálisis de mi cobardía, Tú el impulso de cada intento.
Ante lo que parece que no tiene salida, Tú mi horizonte infinito.
Sí, Señor, yo creo que Tú eres el Cristo.
La Resurrección y la vida,
Mi Vida, la verdadera Vida.
(Gloria Díaz Lleonart, Cáritas, Cuaresma y Pascua 2025)
A pesar de los peligros inmensos en forma de enfrentamientos, guerras o malos tratos que nos afectan en diversos ámbitos sociales, deseo que la Pascua de Resurrección sea un momento feliz para todos.