Fecha: 18 de diciembre de 2024
Representa al 26,6% de la población (726.000 personas) de Barcelona y los municipios de su alrededor
1 de cada 4 personas de la diócesis de Barcelona viven en exclusión residencial. Así lo indican los datos que Cáritas Diocesana de Barcelona ha presentado en la Rueda de Prensa de Navidad, celebrada esta mañana en la sede de la entidad. En presencia del obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Javier Vilanova, Cáritas ha realizado un anticipo de los principales datos de vivienda del informe FOESSA de la diócesis de Barcelona, que se presentará de forma completa durante el año 2025.
Miriam Feu, responsable de análisis social e incidencia de Cáritas Diocesana de Barcelona, ha explicado que el 26,6% de la población (726.000 personas) de la diócesis de Barcelona (que comprende la ciudad de Barcelona, los municipios de su entorno y parte del Maresme) sufre exclusión residencial. La situación de la vivienda se agrava especialmente en las familias con niños y adolescentes, afectando a 4 de cada 10.
«Son muchos los menores que viven en primera persona las consecuencias de no tener una vivienda digna. No tener habitación propia, o no saber hasta cuándo podrán quedarse en el piso donde viven, tiene un fuerte impacto en el presente y el futuro más inmediato de estos menores», ha explicado Feu.
Por otra parte, Feu ha detallado que un 15% de la población (415.000 personas) se queda en situación de pobreza severa una vez pagados los gastos relacionados con la vivienda. En el caso de las familias con hijos, esta cifra aumenta al 25%.
En cuanto a la situación de estas familias, un 25% (120.000 familias) se ven obligadas a vivir en una vivienda inadecuada, donde se dan situaciones de insalubridad, hacinamiento o se ubican en entornos degradados. Son familias que hacen vida en locales, sótanos, inmuebles sin acceso a suministros o espacios sin luz natural, entre otros.
Asimismo, casi un 10% (47.000 familias) vive en una vivienda insegura. «Son familias que se ven obligadas a vivir en habitaciones o acogidas en casa de un familiar o amigo, sin un título acreditante. Viven con la incertidumbre de no saber si las echarán de un día para otro, sufren dificultades a la hora de empadronarse o se ven obligadas a cambiar de habitación varias veces en un mismo año. La angustia que esto les provoca incide directamente en su bienestar emocional», ha advertido Feu.
En este contexto, durante 2023 Cáritas Diocesana de Barcelona destinó más de 1,3 millones de euros en ayudas a la vivienda, beneficiando a 1.300 hogares. Por otra parte, la entidad ha dado respuesta residencial a cerca de 2.000 personas, gracias a pisos unifamiliares del proyecto Oikos (gestionado conjuntamente con la Fundació Habitatge Social), pisos compartidos y centros residenciales.
El director de Cáritas Diocesana de Barcelona, Eduard Sala, ha señalado algunas de las propuestas que la entidad quiere trasladar a las administraciones. En primer lugar, ha solicitado que se desplieguen viviendas sociales de emergencia de forma universal, con el objetivo de que cualquier persona en situación de necesidad disponga de una solución residencial temporal para evitar estar en situación de calle.
«No puede ser que las personas sean desahuciadas de su casa y la administración no ofrezca una alternativa residencial digna. Nadie aceptaría que un niño no estuviera escolarizado, o que una persona accidentada no fuera atendida por los servicios de emergencia médicos. En cambio, ¿cómo aceptamos que haya personas que acaban con las maletas en la calle? Es necesario que se ofrezca un espacio donde vivir a estas personas hasta que se tenga una solución a su situación», ha indicado Sala.
En segundo lugar, ha pedido activar, por parte de la Generalitat, l’Agència de l’Habitatge de Catalunya y los ayuntamientos, todas las estrategias posibles para garantizar un parque de vivienda social de alquiler sólido y estable. El objetivo sería aumentar del actual 1,7% de vivienda de alquiler social en Catalunya al 8% de la media europea.
Por último, Cáritas propone que las administraciones promuevan subvenciones e incentivos fiscales para los propietarios, con el fin de movilizar el parque de vivienda y promover los alquileres asequibles, de manera que las personas más vulnerables puedan acceder a un piso de alquiler.
Sala ha querido dejar claro que estas propuestas no deben ser «una carta a los Reyes Magos», haciendo referencia a la campaña de Navidad de Cáritas «Haz que un hogar digno no sea una carta a los Reyes». «De los papeles no pueden construirse hogares. El cumplimiento de estas propuestas es el deseo de Cáritas, pero también el de las personas en situación de exclusión social y residencial en la diócesis de Barcelona. Pero es necesario que no se queden en deseos, sino que sean un firme compromiso por parte de las administraciones, y que se implementen lo antes posible», ha enfatizado Sala.
El director de Cáritas ha remarcado que la vivienda es como «un agujero negro que chupa la economía de las familias y su salud», y que «vivir en una vivienda no digna es sinónimo de acabar con un futuro hipotecado». Ha solicitado «pasar de la cultura de la especulación a la cultura de garantizar un precio justo de la vivienda».
Finalmente, el obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Javier Vilanova, ha felicitado las fiestas de Navidad, recordando que Jesús también nació sin un hogar digno. «A pesar de la difícil situación, hay esperanza. Queremos que todos los niños de las familias que Cáritas acoge y acompaña puedan pedir el juguete que más les gusta, y que la vivienda sea la última de sus preocupaciones», ha pedido.
«No solo debemos hacer regalos a nuestros seres queridos, sino que es necesario hacer llegar nuestra solidaridad a los hogares que viven un momento difícil. Entre todos y todas lo haremos posible».