Fecha: 8 de octubre de 2023
¡Buen inicio del nuevo curso pastoral! Se acaba el verano, se pone en marcha el nuevo curso, poco a poco las actividades pastorales retoman impulso. En nuestra diócesis de Tortosa, este poner en marcha de nuevo quiere decir seguir haciendo conjuntamente un camino que se empezó hace años. Nuestra Iglesia diocesana es como un tren en marcha, al cual un servidor hace pocas semanas que acabo de subir, con ilusión y esperanza, “cristiano con vosotros y obispo para vosotros”, siguiendo la ruta que marca el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
Aquello que ya se va haciendo bien, lo tenemos que seguir haciendo: ¡ánimo y adelante! Y posiblemente también lo tenemos que saber explicar, sin esconder debilidades ni tampoco silenciar fortalezas, pero también con convicción, para animar a otros a seguir este buen itinerario. Un itinerario que no es, ni quiere ser, solo una cuestión organizativa, sino también y sobre todo un espíritu, el de “caminar juntos”, -es decir, “sinodalmente”-, el de reforzar la colaboración fraterna entre todos, cada cual con sus talentos, presbíteros, diáconos, seminarista, vida consagrada y laicado, con diversidad de carismas pero con una misma fe en Jesucristo, una misma esperanza en la venida de su Reino y una fuerte caridad solidaria con todo el mundo y especialmente con los más necesitados. En este sentido, después de la etapa diocesana de consulta sobre el Sínodo convocado por el papa Francisco, y después de la etapa continental del curso pasado, este mes de octubre se celebra en Roma la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo.
Nos irá bien rogar mucho por los miembros del Sínodo reunidos estos días en Roma. Y también merece la pena que releamos el documento con la síntesis diocesana de Tortosa que recoge tantas aportaciones de grupos, que trabajasteis desde la plegaria y el discernimiento, a la escucha del Espíritu. Tengo en cuenta esta síntesis. La hago mía. Contad con ello. La experiencia del Sínodo a nivel diocesano, como en ella remarcáis, “ha desvelado una ilusión para caminar de una forma nueva y abrir horizontes”. Y también afirmáis “el convencimiento manifiesto de que el encuentro con el Señor resucitado y con los otros, es decir, la sinodalidad, nos permitirá superar el cansancio y el desaliento, así como sostener viva la fe.”
Ojalá que, en todo el esfuerzo pastoral, siempre orientado a la evangelización, no olvidemos nunca que para andar juntos hace falta que recemos juntos. Nos tiene que mover el entusiasmo para ser partícipes de la misión misma de Jesucristo, su filial obediencia al Padre para llevar a cabo la tarea que le ha confiado, la salvación de la humanidad. Una humanidad que sin duda, también hoy, necesita como nunca del anuncio de la alegría del Evangelio.