Fecha: 14 de julio de 2024

Hemos informado a los organismos diocesanos correspondientes del desarrollo de la pasada Asamblea Diocesana que celebramos el 25 de mayo. Hemos comentado también el resultado a grupos reducidos que se han interesado por la experiencia. En las sesiones habidas con los miembros de los primeros (Consejo Presbiteral y Consejo Diocesano de Pastoral) se ha procedido a una evaluación de la misma Asamblea tanto de la preparación como de la ejecución con los casi doscientos participantes durante toda la mañana de ese sábado en la Casa de la Iglesia.

Aprovecho este momento, con el curso a punto de terminar, para dejar constancia escrita de lo acontecido en ese evento eclesial que, como cada año, es vivido con alegría y unidad por parte de personas de todas las parroquias, movimientos apostólicos e instituciones de la diócesis.

Tras tantos años de celebración se ha valorado positivamente la organización de la jornada con material informativo y del contenido en carpetas para el posterior diálogo; la buena distribución del horario y de los grupos con la presencia de moderadores y secretarios en cada uno de ellos, había 16 grupos; la inmejorable síntesis del trabajo realizado a lo largo del año en distintas reuniones por parte del Vicario General, las muchas y acertadas intervenciones habidas en la sesión general y la libertad para expresar las sugerencias. Gracias por el trabajo hecho.

En cuanto a lo más importante, el contenido, que se resumía en esta frase aceptada por todos: hacernos entender por la sensibilidad y la cultura de las personas de hoy; al mismo tiempo exigirnos una conversión pastoral permanente, que no se fundamente sólo en ideas o en actitudes amenazantes sino que se alimente siempre en la comunidad (Palabra, Sacramentos, Oración y Discernimiento comunitario) para vivir el discipulado de Jesús y expandirlo al exterior de la misma. Las dos dimensiones igualmente importantes: desde el interior de la comunidad acoger y acompañar la responsabilidad de cada bautizado en la vida y mejora de todos con  la expresión de la propia sensibilidad y carisma al conjunto; y por otra parte anunciar lo aprendido, vivido y celebrado a todas las personas del entorno, con una actitud misionera, evangelizadora, universal.

Fue una exposición que resumía el trabajo pastoral realizado como respuesta a la llamada a la conversión pastoral que es fruto tanto de la esperanza como de confianza plena en cada cristiano y en cada comunidad, para escrutar los signos de nuestro tiempo y ofrecer con autenticidad el mensaje, la obra y la persona de Jesucristo. Desde este contexto y, tras las aportaciones de los diferentes grupos, se acentúan los tres ámbitos de esta conversión pastoral: 1.- Pastoral de jóvenes. 2.- Pastoral de la Familia y la vida. 3.- Renovación comunitaria. Todo ello vivido y presentado en clave sinodal y esperanzada especificando las prioridades da cada uno de los ámbitos, con el enunciado de tres contenidos concretos y unas pocas acciones a realizar a lo largo del siguiente curso. Se insistía mucho en la formación permanente de todos los agentes y sectores pastorales, en la coordinación de las acciones parroquiales y de las delegaciones para evitar solapamientos o duplicidades, en potenciar la figura de los animadores de comunidad y los ministerios laicales y, por último, en integrarse en los movimientos sociales del barrio o de la población.

Se advirtió de la convocatoria que ha hecho el papa Francisco para celebrar el Jubileo del año 2025 potenciando durante este 2024 como año de oración con vistas al Jubileo. También se informó de la segunda sesión del Sínodo de Obispos a celebrar el próximo mes de octubre.