Fecha: 26 de enero de 2025
Durante este domingo en todas las parroquias de la Iglesia católica se celebra la iniciativa del papa Francisco del pasado año 2019 dedicada de un modo especial a la Palabra de Dios. Es una iniciativa profundamente pastoral con la que el Papa quiere hacer comprender cuán importante es en la vida cotidiana de la Iglesia y de nuestras comunidades la referencia a la Palabra de Dios, una Palabra no encerrada en un libro sino que permanece siempre viva y se hace signo concreto y tangible, según la expresión utilizada por el arzobispo Fisichella.
Como todos recuerdan por los comentarios de años anteriores, el Santo Padre propone un lema para esta celebración. Para la edición de 2025, dentro del Año Jubilar, es un versículo del Salmo 119: “Espero en tu Palabra” (v.74). Se trata de un grito de esperanza: el ser humano, en el momento de angustia, de la tribulación, del sinsentido, grita a Dios y pone toda su esperanza en Él. Además del lema se preparan unos subsidios para la reflexión y los actos litúrgicos que sirven a todos los responsables de las comunidades; insisten, además, en dos características peculiares de este año como son la relación con el Jubileo y la participación en los distintos actos que cada diócesis organiza para cumplir con dicha finalidad.
Con respecto al Jubileo hay abundante material escrito que ayuda sobremanera a recordar a todos los asistentes la importancia de la Palabra de Dios en los años jubilares y, en concreto, en el lema propuesto para el actual, recogido de una frase de san Pablo en la carta a los Romanos: “La esperanza no defrauda”. Nos permite llevarla a la meditación y a la aplicación a nuestra vida personal y comunitaria. La relación de ambos lemas dará abundantes frutos para reavivar la esperanza en estos momentos con tantas dificultades y desánimos que tiene el ser humano. La Palabra de Dios ayuda siempre a encontrar razones para esperar y para transmitir esa virtud a los demás.
Por lo que se refiere a la participación en algún acto diocesano, invitar a todos a que en las celebraciones de la Eucaristía haya un signo deferente y respetuoso a la Palabra de Dios que se proclama y, además, asistir al acto a celebrar en la catedral el próximo día 30 de este mes en el que combina la reflexión sobre la Palabra (Cantar de los Cantares) y la música de órgano. Otro acto es para el sábado, 1 de febrero por la mañana, sobre estudio del evangelio en la Casa de la Iglesia. Todo ello promovido por el Área de formación diocesana y por la Asociación Bíblica de Cataluña.
Aprovecho esta ocasión para agradecer a todos vuestro interés y vuestra compartida reflexión en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que terminó ayer, fiesta de la Conversión de San Pablo. Han sido ocho días (18 al 25 de enero) en los que la Iglesia, junto a las demás confesiones cristianas, pide al Señor que nos lleve a la unidad de todos los que confesamos que Jesús es el Salvador del mundo. El texto bíblico escogido para esta semana ha sido el diálogo de Jesús con Marta (Jn 11, 17-27), centrado en la pregunta “¿crees esto?” que se refería a la posible resurrección de su hermano Lázaro y a la aceptación de la fe en Él, que se revela como “la resurrección y la vida” para no morir para siempre. Es una pregunta que se nos dirige hoy a cada uno y cuya respuesta descansa en la absoluta confianza en Jesucristo, vivo entre nosotros.
Una breve aportación histórica: este 2025 se cumplen 1.700 años del Concilio de Nicea (325), en el que se fija nuestra confesión en Dios Padre, que envió a su Hijo único como Redentor del género humano y que, con la fuerza y la vida que otorga el Espíritu Santo, hace posible nuestra vida de fe en la Iglesia. Su recuerdo nos exige un esfuerzo en pro de la unidad de todos los cristianos.