Este año 2020 se conmemora el 25 aniversario del Concilio Provincial Tarraconense, un gran acontecimiento eclesial en nuestro celebrado entre los meses de enero y junio de 1995.
El Concilio fue inaugurado en la Catedral el día 21 de enero de 1995, día en que la ciudad de Tarragona celebraba la solemnidad de los santos mártires Fructuoso, Augurio y Eulogio, y se cerró solemnemente en la misma Catedral el día 4 de junio de ese mismo año. Tomaron parte las ocho diócesis con sede en Cataluña que había entonces: Tarragona, Girona, Lleida, Solsona, Tortosa, Urgell, Vic y Barcelona, esta última participante con una autorización especial de la Santa Sede de donde dependía directamente.
Desde el principio, la preparación del Concilio Provincial tuvo una dimensión claramente evangelizadora y espiritual. El arzobispo Ramon Torrella, en la presentación de la Consulta previa sobre posibles temas para conocer los anhelos y esperanzas del pueblo de Dios, expresaba: «Os pido que valore cada uno de los posibles temas con espíritu de discernimiento y de oración. Examinemos nuestras motivaciones: que no nos mueva nada más que el amor a Cristo y el bien de las personas, y preguntémonos qué pide el Espíritu en nuestras Iglesias».
Por la tarde, en la Catedral, se celebró la misa pontifical de San Fructuoso presidida por el Sr. Arzobispo y concelebrada por el Capítulo de la Catedral, por los sacerdotes de la ciudad y de la archidiócesis con el acompañamiento musical del Coro y Orquesta de los Amigos de la Catedral. También se contó con la participación del Dr. Nicolau Condrea, arzobispo ortodoxo rumano de Estados Unidos de América y metropolitano ortodoxo rumano de las Américas; el Dr. Vasile Valtaretu, rector de la parroquia ortodoxa rumana de los Santos Calinico de Cernica y Fructuoso de Tarragona acompañado por su hijo, Sr. David Valtaretu.
La celebración se inició, como es habitual, con la procesión de entrada y el traslado de la arqueta con las reliquias desde la capilla de san Fructuoso hasta el presbiterio, donde fueron colocadas bajo el altar.
En la homilía, el arzobispo Joan reflexionó sobre el martirio, palabra griega que etimológicamente significa «testigo». «El martirio cristiano es dar la vida con consentimiento libre. […] No quiere decir que los mártires no les guste la vida, que no valoren lo que tienen que dejar, y muy especialmente las personas que aman. Sin embargo, ante el dilema, no están dispuestos a renunciar a la fe», expresó. El prelado apuntó que «el martirio no es nunca una opción personal. No se debe buscar. Es un don que se recibe, se acoge y abraza. La virtud más propia de los mártires no es coraje sino la esperanza, la confianza total en Dios».
Mons. Planellas también hizo referencia a la inauguración del Concilio Provincial Tarraconense, hace veintidós cinco años. «Hoy iniciamos solemnemente este aniversario que la iremos celebrando y rememorando durante estos meses, hasta el próximo día 30 de mayo, víspera de Pentecostés, con una celebración eucarística aquí mismo con todos los obispos de Cataluña».
Antes de concluir la celebración, el Arzobispo ortodoxo rumano, Dr. Condrea, dirigió unas palabras a los presentes manifestando su alegría de poder compartir la memoria de estos santos en Tarragona. Agradeciendo al Sr. Arzobispo su atención hacia la comunidad ortodoxa rumana en la archidiócesis le entregó como obsequio un diploma y una cruz metropolitana americana, la distinción más alta de la comunidad ortodoxa rumana.
La celebración finalizó con la veneración de las reliquias de los santos mártires tarraconenses y el canto de los Gozos.