Fecha: 27 de octubre de 2024
Es un tema siempre actual tratar sobre la formación. El papa Francisco ha incidido de nuevo este verano con un documento que seguramente pasará bastante desapercibido. Se trata de una carta sobre el papel de la literatura en la formación y, en concreto, en la formación sacerdotal, un tema que en nuestro mundo tecnificado no está demasiado de moda.
El Papa Francisco recuerda sus años en los que fue profesor de literatura. Según él, leer literatura de calidad ayuda a la formación de las personas y su desarrollo. Él invita a redescubrir la lectura en medio de una sociedad en la que cada vez más leemos menos y pasamos más tiempo ante el ordenador o haciendo uso de las redes sociales de tal modo que nos acostumbramos a la simplificación en los planteamientos y el inmediatismo en las experiencias que sostienen nuestras vidas.
El Papa recuerda que, según varios estudios actuales, habituarse a leer produce efectos muy positivos en la vida de la persona: «ayuda a adquirir un vocabulario más amplio y, por consiguiente, a desarrollar diversos aspectos de la inteligencia y también estimula la imaginación y la creatividad. Al mismo tiempo, esto permite aprender a expresar los propios relatos de una forma más rica. Además, mejora la capacidad de concentración, reduce los niveles de deterioro cognitivo, calma el estrés y la ansiedad» (núm. 16).
El pontífice reflexiona también sobre cómo desde la Iglesia se ha promovido esta formación y conocimiento para adentrarse en cada cultura y hacer presente la fe y el evangelio. Él afirma que “para un creyente que quiera entrar en diálogo sinceramente con la cultura de su tiempo, o simplemente con la vida de personas concretas, la literatura resulta indispensable. Con razón, el Concilio Vaticano II afirma que «la literatura y el arte […] se proponen expresar la naturaleza propia del hombre» y «presentar claramente las miserias y las alegrías de los hombres, las necesidades y las capacidades» (núm. 8).
Las reflexiones que propone el Papa enlazan con el trabajo que desde hace años hacemos en la diócesis para hacer llegar la necesidad de esta formación a los cristianos ya todos los que quieran, ya la vez ofrecer caminos concretos para encauzarla. Uno de estos elementos son las Jornadas Transmite que celebramos este fin de semana, y que combinan momentos de reflexión y oración el viernes por la noche en Terrassa, con conferencias y dinámicos de grupo el sábado por la mañana en Sant Cugat del Vallès y finalmente con un concierto para disfrutar de la música como un elemento también formativo el domingo por la tarde en Sant Esteve de Granollers.
Este año la reflexión de las jornadas es sobre la misión de la Iglesia en nuestro mundo, y más específicamente sobre cómo ser una iglesia más misionera y más sinodal.
Sea de una u otra forma, tenemos a nuestro alcance muchas posibilidades de formarnos como personas y como cristianos para responder a los retos de nuestra sociedad y ofrecer una propuesta desde la fe que, contando con la libertad humana, facilite vivir con sentido y profundidad, y descubrir, como recordaba el papa Benito, que la verdad y el amor deben ir íntimamente unidas para forjar a personas maduras y comprometidas tanto en la Iglesia como en la sociedad.