El sábado día 19 de noviembre, tuvo lugar en el Seminario Conciliar de Barcelona la Jornada Interdiocesana de Pastoral de la Salud, con el lema «Déjate cautivar por su rostro». El encuentro estuvo presidido por el obispo de Terrassa, Mons. Salvador Cristau, obispo delegado por la Conferencia episcopal Tarraconense en el ámbito de la salud, y contó con dos ponencias sobre «Aprender a envejecer», a cargo de Cinta Pascual, directora general de L’Onada y miembro del Comité de Ética de Servicios Sociales de Cataluña, y «Acompañamiento pastoral de la gente mayor», a cargo de Mn. Juan Manuel Bajo, director y coordinador del Secretariado Interdiocesano de Pastoral de la Salud de Catalunya; y Álvaro Medina del Campo, presidente nacional de Vida Ascendente.
Cinta Pascual Montañés disertó sobre las repercusiones pandémicas y post pandémicas en la gente mayor, especialmente, aquella que vive en residencias.
Según argumentó, las residencias deberían ser el último recurso de vivienda en la vejez y la estancia debería retrasarse lo más posible y como último eslabón del cuidado. Es decir, «hay que utilizar todos los recursos familiares y sociales antes de llegar, para así, disminuir lo posible la estancia». Según los datos, se informó de que antes la edad media de estancia eran 5 años y ahora se ha logrado bajar este ratio a 2,5 años.
En su intervención, Bajo presentó el documento que han elaborado los obispos sobre la pastoral de la Gente mayor cosa que ratificó el sr. Medina presidente de vida Ascendente. Con este documento de base abrieron iniciativas Pastorales para que desde varios campos se considere «la vejez como una oportunidad de transmisión de la fe». Resaltando que esta edad de madurez puede ser muy útil para transmisión de la fe y valores tanto desde dentro de la familia como en todos los ámbitos de la sociedad.
Ambas ponencias coincidieron en remarcar que hay que hacer todo lo posible para conseguir que la sociedad y las familias acompañen a las personas mayores desde el cariño y la gratitud para que puedan pasar esta última etapa de la vida en su hogar y prepararlas por la muerte en un clima de calor familiar y social.
Fuente: Arzobispado de Tarragona y Arzobispado de Barcelona