Fecha: 2 de octubre de 2022
Este fin de semana en la Iglesia recordamos a los Santos Ángeles Custodios. Hacemos memoria agradecida a Dios, que nos ha dado a cada uno de nosotros un ángel protector que nos acompaña a lo largo de nuestra vida.
Quisiera compartir con vosotros un bello relato de nuestra diócesis que tiene como protagonista a un ángel. La historia tiene lugar en la ciudad de Barcelona durante la Edad Media. En aquella época, Barcelona estaba rodeada de una imponente muralla. Un día del año 1398, nuestra ciudad recibió la visita de una persona muy famosa en aquella época, el dominico san Vicente Ferrer, gran predicador y misionero.
Los cronistas explican que cuando Vicente Ferrer se acercaba a una de las puertas de acceso a la ciudad llamada Portal dels Orbs, vio a un ángel. Muy sorprendido, el dominico le preguntó al ángel qué hacía allí y este le respondió que protegía la ciudad por orden del Altísimo.
A partir de entonces, aquella entrada a Barcelona se llamaría avenida Portal de l’Àngel. Junto a la muralla se construyó una capilla en la que se veneraba una imagen del Ángel Custodio. Numerosas familias humildes de la ciudad visitaban esta capilla y pedían a Dios que sus hijos crecieran sanos y fuertes. Cuando, a mediados del siglo XIX, las murallas de Barcelona fueron derruidas, la imagen fue trasladada primero a la parroquia de Santa Ana y, finalmente, a una pequeña iglesia del barrio barcelonés de Hostafrancs, que actualmente es conocida como la parroquia del Santo Ángel Custodio.
A mediados del siglo pasado un escultor donó a la ciudad una escultura de un ángel que fue colocada en la fachada de un edificio situado al principio del Portal del Ángel. Desde allí, el ángel continúa velando por todos los barceloneses y por los que allí pasan.
Los ángeles son seres espirituales que tienen la misión de protegernos durante el camino de la vida hacia el cielo. Lo expresa bellamente el autor del libro de los Salmos cuando nos dice a cada uno de nosotros: «porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos» (Sal 90,11).
Queridos hermanos y hermanas, si un día tenéis ocasión de caminar por el Portal de l’Àngel, no quedéis deslumbrados tan solo por la luz de los escaparates de las tiendas. Buscad al ángel que desde lo alto nos recuerda que Dios vela siempre por nosotros.