Fecha: 26 de diciembre de 2021
«Hoy es el día en que ha actuado el Señor». Así reza el salmo 117 y la Iglesia lo vive en la celebración litúrgica cotidiana, especialmente durante la solemnidad de Pascua, pero también en estos días del tiempo de Navidad. Celebramos la segunda fiesta más importante del año litúrgico, la Navidad, el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, en el que contemplamos y actualizamos su encarnación mientras esperamos su regreso glorioso.
Estamos acostumbrados a celebrar la Navidad y para nosotros son siempre fiestas de gozo y de alegría, porque, si en cualquier familia hay alegría por el nacimiento de un niño, cómo no debe alegrarse la familia de la Iglesia y toda la familia humana también, por la venida al mundo de Dios hecho hombre, el niño nacido en Belén!
Lo que no pensamos a menudo es que ese niño, nacido de María virgen, es el mismo que más tarde fue traicionado, sufrió la pasión y murió en la cruz para después resucitar y ser nuestra vida, y darnos así una nueva vida. Sí, porque Dios, que nos creó a su imagen y semejanza envió al mundo a su Hijo hecho hombre como nosotros, es decir semejanza nuestra, salvo en el pecado, para salvarnos de la muerte, hacernos hijos suyos y para vivir con Él eternamente.
Las lecturas de las misas de Navidad hacen hincapié en diferentes aspectos del mismo misterio que celebramos estos días: la Encarnación del Hijo de Dios, la genealogía de Jesús, su nacimiento y el anuncio del ángel a los pastores, la visita de los pastores a Belén. Además, en el evangelio de San Lucas encontramos el conocido pasaje que nos debe ayudar a vivir con recogimiento y agradecimiento estos días: «María conservaba estos recuerdos en su corazón y los meditaba» (Lc 2,19).
Y aunque hoy, 26 de diciembre es San Esteban, fiesta muy popular entre nosotros, la Iglesia nos invita a contemplar en este domingo la Sagrada Familia de Nazaret. Contemplando esta humilde familia, los cristianos debemos encontrar el referente de convivencia, generosidad, escucha, perdón y tantas virtudes imitables que nos ofrecen Jesús, María y José en ese pesebre de Belén.
Toda la vida de la Iglesia, que es lo mismo que decir de todos los cristianos, gira alrededor de los misterios de la vida de Jesús. Estos días revivimos los de su Encarnación y venida al mundo. A lo largo del año iremos reviviendo también el resto de estos misterios. Él quiere vivirlos en cada uno de nosotros, porque el cristiano es el que vive la vida de Cristo, y Él quiere revivir la suya en nosotros.
Estimada familia diocesana, ¡que tengáis todos una muy santa y feliz Navidad!