Fecha: 2 de febrero de 2025

El día dos de febrero la Iglesia celebra la fiesta de la Presentación del Señor en el templo. Hace cuarenta días celebrábamos, llenos de alegría, la fiesta de su Nacimiento; hoy es presentado por María y José para cumplir públicamente con la ley, pero en realidad para encontrarse con el pueblo creyente. Los santos ancianos Simeón y Ana acudieron al templo y lo reconocieron afirmando el primero que ya podía morir y la segunda, tras pasar muchos años sirviendo en las actividades del templo, hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. No fue un encuentro casual sino un hecho producido por su constante presencia y su voluntad inequívoca de buscar al Señor, el Mesías anunciado por los profetas.

En esta fiesta se habla más de Cristo, como luz del mundo, que de su Madre, aunque parezca popularmente una fiesta de la Virgen María. De la luz de Cristo a las candelas que se reparten al principio de la celebración de la Eucaristía en las parroquias y lugares de culto para indicar el camino que todo creyente debe recorrer para encontrar la luz de la Verdad. Cuando se encienden las candelas se percibe la claridad de un recinto todavía oscuro o en penumbra y se empieza a caminar junto a la comunidad para llegar al presbiterio, escuchar la Palabra y encontrarse con Cristo.

Es una fiesta celebrada por todas las parroquias y comunidades de la Iglesia pero hoy deseo dar información de dos instituciones eclesiales, presentes en nuestra diócesis, que la celebran de un modo especial: la Vida Consagrada y el movimiento apostólico de Vida Creixent.

Se dice de la Vida Consagrada al conjunto de hombres y mujeres que a lo largo de los siglos, dóciles a la llamada del Padre, han elegido un camino de especial seguimiento de Cristo. Como los Apóstoles, han dejado todo para estar con Él al servicio de Dios y de los hermanos y han contribuido a la misión de la Iglesia con los múltiples carismas de vida espiritual y apostólica que el Espíritu Santo ha suscitado en cada momento de la historia. Desde luego ha habido una persona en concreto que se ha visto adornado de unas características evangélicas y las ha querido poner al servicio de la Iglesia que las ha aceptado. Le han seguido otros con el mismo impulso y han creado comunidades de vida y de oración. Les llamamos fundadores que han dedicado su misión a la enseñanza, a los servicios de caridad, a las misiones, a los enfermos, a los ancianos o a los presos, a la cultura y a otras muchas acciones. Nosotros admiramos su entrega y agradecemos su actuación. En nuestra diócesis hay varias comunidades de vida activa, masculinas y femeninas, que cubren los diversos aspectos de la pastoral al servicio de las parroquias o en centros propios de enseñanza o de atención a enfermos o ancianos. También contamos con un monasterio de vida contemplativa.

Es su fiesta como consagrados porque se acogen al pasaje de la vida de Cristo en su Presentación en el templo o en su consagración definitiva a la salvación de la humanidad.

También celebran su fiesta los grupos que conforman el movimiento apostólico de Vida Creixent. Son grupos formados por personas de una determinada edad que se reúnen en las parroquias para continuar su formación cristiana. La oración, la ayuda entre ellos, la colaboración con las actividades parroquiales son los caracteres específicos de su dedicación. Además están al servicio de su familia en unos años no sujetos a una actividad laboral concreta. Durante este curso siguen las orientaciones formativas que se centran en un libro titulado PRIMAVERA EN LA TARDOR DE LA VIDA, reuniéndose en habituales sesiones de trabajo.

Es su fiesta por tener como referentes apostólicos a los ancianos Simeón y Ana.

Pidamos a Dios por todos ellos