Fecha: 24 de noviembre de 2024

Utilizo en el título de este comentario una palabra muy amplia que engloba a todos los grupos de católicos que se asocian para conseguir un mismo fin en nuestra sociedad que se concreta en una formación religiosa permanente y una presencia significativa en las actividades culturales que aquí se desarrollan. La palabra asociación comporta el trabajo y los deseos de sus miembros que se unen en un conjunto para que las tradiciones católicas pervivan con el paso de los años y sus efectos sean más coherentes con las palabras y los gestos de Jesucristo. Eso mismo es lo que hemos aprendido en las orientaciones que la Iglesia ha propuesto en las distintas etapas de la vida cristiana.

En concreto estamos hablando de cofradías, hermandades, congregaciones y otros grupos de católicos que se reúnen habitualmente para un mejor seguimiento de Jesucristo. No nos referimos en este momento a las instituciones como parroquias, centros educativos, obras de las congregaciones religiosas… que tienen una similar pretensión. Reducimos el campo de visión y nos centramos en las asociaciones que preparan y visibilizan los actos de la Semana Santa de nuestra comunidad religiosa de Lleida formando parte de un Secretariado diocesano encargado de coordinar todas las iniciativas que se proponen para tal finalidad.

Agradezco el empeño de todos los cofrades que desarrollan su tarea año tras año. Merecen un reconocimiento expreso por parte de todos. Agradezco además el espíritu de colaboración en unificar los criterios y los actos programados para el futuro que expusieron los responsables de dichas asociaciones en la reunión convocada el pasado mes de octubre por los encargados del Secretariado con Montse Sánchez como directora y con Mn. Jaime Clusa como consiliario. Fue una sesión de trabajo muy provechosa y elogiada por todos los presentes. Seguía la línea del anterior encuentro (en el pasado mes de junio) en el que se valoró lo realizado durante la última Semana Santa. Participé como obispo en ambas sesiones y quedé muy satisfecho del grado de entendimiento que se mostraba por parte de todos. Es muy evangélico hablar con libertad, escuchar con respeto y buscar el bien común entre todos.

De esas reuniones mencionadas ya habéis tenido noticia en el FULL dominical de hace unas semanas. A mí me corresponde proponer una triple acción: animar a todos a formar parte de una de estas asociaciones, favorecer el trabajo de las directivas de la totalidad de las cofradías y orientar el camino para seguir a Jesucristo viviendo las celebraciones y admirando la participación en las representaciones populares. Todo esto ayuda a que cada uno, a su propio nivel, se cuestione su existencia cristiana y acepte con responsabilidad el modelo evangélico.

No podemos negar la importancia de la llamada religiosidad popular en nuestras comunidades. Mucho se ha estudiado y escrito sobre este fenómeno eclesial. El Directorio sobre esta realidad sociológica la define como la experiencia de la fe, pública y privada, pero explícitamente cristiana. Quienes viven fundamentalmente de esta manifestación religiosa necesitan el acompañamiento necesario de toda la comunidad. Ello permitirá encontrarse con Jesucristo. En la primera Exhortación Apostólica del papa Francisco Evangelii Gaudium se puede leer un conjunto de párrafos dedicados a subrayar la fuerza evangelizadora de la piedad popular; aparecen conceptos que ha desarrollado más veces a lo largo de su pontificado. Ojala aprendamos todos a valorar los caminos, tan diversos, por los que se vale Dios para que nadie se quede excluido de su presencia.

En esas reuniones del Secretariado se decidió organizar el pregón, preparar el cartel, pedir distintas colaboraciones y ayudas a todos los cofrades. Todavía falta tiempo pero ¡Sentíos todos invitados a participar!