Fechas: 10 de mayo de 2020
Queridos diocesanos:
La anomalía de estos meses que, con motivo del posible contagio del coronavirus, se nos pide que no salgamos de casa, no impide que podamos pensar y escribir sobre la situación presente. Hemos hablado mucho de los riesgos de los sanitarios, de las repercusiones psicológicas de los niños por el encierro domiciliario, de la dificultad de acompañar a tantos difuntos en los últimos momentos de su existencia, de la soledad de los ancianos y la atención de las residencias preparadas para ellos, de las colas para comprar alimentos, de la imposibilidad de reunirse los creyentes para celebrar la vida cristiana.
Se ha escrito también mucho sobre el pasado. Las causas de esta pandemia, la organización hospitalaria, las previsiones de las autoridades para cuidar la salud de los ciudadanos, la falta de recursos para la investigación, el modo de vida de aprovisionamiento de objetos y servicios olvidando a los que menos tienen, la pretensión de creer que el ser humano es invencible y que los adelantos de las últimas décadas permiten que sea casi invulnerable, el arrinconamiento de Dios en nuestra sociedad con olvido de referencias religiosas, y un largo etcétera.
Se empieza a escribir con abundancia sobre las consecuencias de esta pandemia. Cómo será nuestra sociedad, qué actitudes deberemos fomentar o arrumbar, que significará para el sistema sanitario esta enorme tragedia, cómo se podrá actuar contra el egoísmo de grupos o de países y si seremos capaces de trabajar por la igualdad y solidaridad entre los pueblos de un modo más eficaz.
Tiempo habrá para una reflexión sobre todo ello. En estos momentos sólo lamentar que esta dolorosa tragedia haya obligado a suspender los actos externos de la Fiesta Mayor de la ciudad de Lleida, que dedica a su Patrón, san Anastasio, el día 11 de mayo. Debido al calendario gradual, establecido por las autoridades el pasado día 30 de abril, podremos celebrar la Misa en la catedral, a las 11 horas, con asistencia de fieles cumpliendo la normativa de separación entre personas y con un tercio del aforo del espacio catedralicio. Me agrada comunicar que será retransmitida por una cadena de televisión pensando en las personas mayores e impedidas a quienes se aconseja permanecer en sus domicilios.
En los últimos meses otras poblaciones de nuestra diócesis también han decidido suspender sus fiestas patronales. Los ciudadanos en general, y los creyentes en particular, han comprendido y aceptado con cierta normalidad la situación esperando que la memoria de nuestros patronos nos lleve a pedir a Dios el fin de esta pandemia que tanto dolor está causando. Nunca perderemos la confianza en el Señor de la vida que encamina nuestros pasos para cuidarla y para afrontar la muerte.
San Anastasio es un ejemplo de compromiso y de valentía. Fue un joven soldado romano que, según la tradición, nació en Lleida a finales del siglo III y murió martirizado en Badalona después de convertirse al cristianismo. Los paers de la ciudad lo aclamaron como Patrón el año 1627 y acordaron celebrar su fiesta el día 11 de mayo.
La fiesta se celebra en nuestras calles. Es muy popular y concurrida. Participan muchas instituciones de la ciudad que contribuyen a la alegría de todos. Tras la Misa en la Catedral se organiza una procesión, este año no será posible, hasta la plaza de san Juan con la presencia de gran cantidad de niños. Pero no olvidéis una oración al Santo para que interceda por cada uno de nosotros y por nuestra ciudad.
Con mi bendición y afecto.