Fecha: 1 de marzo de 2020 Queridos diocesanos: Siempre he pensado que todos los seres humanos están convencidos de que su obrar es beneficioso para ellos mismos y redunda en bien hacia los demás. Seguramente planificar el mal no está en las mentes de las personas corrientes con las que convivimos. Sólo los malvados, que nos parecen muy lejanos, son capaces de trastornar el designio amoroso de Dios sobre la humanidad. A eso llamamos pecado, a la ruptura que hace el ser humano con Dios y con el...

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