Fecha: agosto de 2020 Sin duda es bueno que la naturaleza entre en nuestras vidas personales «por la puerta grande», al menos en tiempos especiales, como las vacaciones. Es bueno en muchos sentidos para la salud social y propia. Pero vamos más allá. Consideramos que sobre todo esta apertura de la ventana a la naturaleza es necesaria, desde el punto de vista de nuestra fe en Dios creador y redentor del mundo. Más concretamente a partir de los mensajes que escuchamos en la Carta Encíclica...

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