Fecha: 23 de octubre de 2022 Uno de los efectos más liberadores y satisfactorios de sentirse llamado es notar que “mi vida sirve para algo”, “que estoy aquí porque se espera algo de mí…”. Todo lo contrario de aquella sensación, puerta de profundas tristezas y depresiones, que sobreviene cuando uno siente que nadie espera algo de nosotros, de nuestro trabajo o de nuestro esfuerzo. Todas las llamadas que escuchamos de Dios contienen una misión. Siempre somos llamados “para algo”. Así, cuando...

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