Fecha: 9 de agosto de 2020 La relación de cada persona con Dios es un misterio que nadie puede conocer plenamente desde fuera. Este es un principio básico a tener en cuenta cuando se acompañan los procesos de crecimiento. Además, ese ámbito de misterio tiene que ser respetado. Un buen acompañante invita siempre a querer curarse, a abrazar la cruz, a dejarlo todo, y a salir siempre de nuevo a anunciar el Evangelio. La experiencia de ser acompañados nos enseña a ser pacientes y compasivos con...

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