Fecha: 20 de diciembre de 2020
Estimados y estimadas:
«No tengas miedo». Es la palabra de coraje que necesitamos escuchar cuando se acerca algo que nos trastorna. «No tengas miedo», dice el monitor al nadador novato que teme lanzarse al agua desde el trampolín. «No tengas miedo», dice el esposo a la esposa cuando comienzan los primeros temblores que anuncian la inminencia del parto. «No tengas miedo», nos conviene escuchar en estos momentos convulsos ocasionados por la pandemia y por la crisis social y económica que padecemos.
«No tengas miedo», es la palabra que encontramos en la Escritura cuando Dios se dispone a hablar. A modo de ejemplo, esto dice a Josué: «Te lo repito: sé firme y decidido, no temas, no te acobardes. Yo, el Señor, tu Dios, estaré contigo dondequiera que vayas» (Js 1,9). Una palabra que, sobre todo, encontramos en el profeta Isaías, en aquel canto de consuelo de Dios a su pueblo, y que leemos en estos días previos a Navidad: «Sube a un monte elevado, tú que llevas buenas noticias a Sion; alza fuerte la voz, tú que llevas buenas noticiasa Jerusalén. Grita, ¡no tengas miedo! Di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios!» (Is 40,9).
Hemos adornado Navidad con tantos colorines, con tantas burbujas de cava, con tantas canciones de cuna, que le hemos perdido el miedo. Y, sin embargo, cuando el ángel visita a María para proponerle ser madre de Jesús, le dice: «No tengas miedo» (Lc 1,30). Y cuando el ángel del Señor anuncia el nacimiento del Mesías a los pastores, les dice: «No tengáis miedo» (Lc 2,10).
El anuncio de Navidad tal como lo celebra el mundo o, incluso, el simple anuncio de Navidad que pide más paz o más justicia…, o que intentahacer frente a la pobreza de muchos…, este anuncio no necesita una monición previa que diga: «No tengas miedo». Al fin y al cabo, todo sucede entre los hombres. Pero cuando el que nace pobre es Dios, cuando es Dios mismo quien reclama justicia entre los hombres y exige la paz entre sus hijos, aunque lo haga desde Belén, nos datembleque, porque intuimos que acabará trastornando nuestros planes. Entonces, conviene tener al lado a alguien que nos repita: «No tengas miedo».
Me lo decía un chico que se está planteando entrar en el Seminario: «Cuando Dios te llama, todos tus planes se tambalean. Entonces, necesitasoír una voz que te diga: “No tengas miedo”. Pero a medida que te dejas guiar por Él, el miedo desaparece y te invade una paz firme, inefable».
Llegamos a Navidad. Este año, en medio de la pandemia, será ciertamente una Navidad diferente. Pero, a pesar de las incertidumbres de la hora presente, Dios deja su huella en la tierra de los hombres. Dios se acerca a cada hombre y a cada mujer y dice: «No tengas miedo». Ante el Niño de Belén, no temamos confesarloDios, por más que eche por tierra nuestros programas y aunque esta confesión no entre en muchos de los esquemas ambientales de hoy. Ante el Niño de Belén, no temamos repetir: «Tú eres el único santo; tú,el único Señor; tú,el único Altísimo». Es la Navidad que anuncia la Iglesia. Es la Navidad de nuestro bautismo. La de este año, tal vez será la Navidad más auténtica que nunca hayamos vivido. ¡Santa Navidad a todos!
Vuestro,