Fecha: 5 de enero de 2025
La Jornada Mundial de la Paz 2025, que hemos celebrado como cada año el pasado día 1 de enero, tiene como tema principal propuesto por el Papa Francisco, “Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz”. Se inspira directamente en el Padrenuestro, la oración fundamental para los cristianos, y pone de relieve la necesidad de reconciliación, de perdón y de paz en un mundo cada vez más dividido y lleno de conflictos y enemistades. Pone así el acento en dos aspectos centrales: En primer lugar, el perdón como camino hacia la paz: recuerda que la verdadera paz no puede alcanzarse sin el reconocimiento de los errores propios, la capacidad de perdonar y el esfuerzo por curar las heridas del pasado. Y en segundo lugar, la paz como don divino: es necesario reconocer que la paz no es sólo el resultado de los esfuerzos humanos, sino también una gracia que hay que pedir con fe y confianza.
Es un mensaje oportuno, puesto que llega en un momento histórico en el que muchos conflictos bélicos, tensiones políticas y desigualdades sociales han puesto en riesgo la convivencia pacífica entre las naciones y los pueblos. Y concuerda con los esfuerzos del Papa por promover una cultura del diálogo, la justicia y la reconciliación global. El Jubileo es tiempo de esperanza y de justicia, inspirándose en la tradición judía que, cada cuarenta y nueve años, proclamaba un año de clemencia y liberación para todos. El Papa Francisco subraya la necesidad de escuchar el grito de la humanidad amenazada por diversas injusticias, como las desigualdades, el trato inhumano a las personas migrantes, la degradación ambiental y las inversiones en la industria militar. Y propone tres acciones concretas para restaurar la dignidad de las poblaciones y promover la esperanza:
- Condonación de la deuda externa. Lo reclama a los países más ricos para que, reconociendo la deuda ecológica, condonen las deudas de los países que no pueden devolverlas.
- Respeto por la dignidad de la vida humana. Insta a eliminar la pena de muerte en todas las naciones del mundo, afirmando que esta práctica compromete la inviolabilidad de la vida y destruye toda esperanza de perdón y renovación.
- Propone una inversión en el desarrollo sostenible, destinando un porcentaje fijo de los fondos dedicados a armamento para crear un fondo mundial que elimine el hambre y promueva actividades educativas en los países más pobres, favoreciendo el desarrollo sostenible y combatiendo el cambio climático.
Por último, el Papa expresa el deseo de que 2025 sea un año en el que crezca la paz, una paz real y duradera que nace de un corazón desarmado, dispuesto a perdonar y a trabajar por un mundo más justo y fraterno. Se recoge así la aspiración a la conversión y reconciliación, ya que sólo a través del perdón, tanto recibido como dado, es posible acceder a una paz duradera y auténtica, que es un don para el mundo entero, y manifiesta una consonancia natural con el significado bíblico y eclesial del Año Jubilar. Podrán surgir elementos concretos que conduzcan a un cambio espiritual, social, económico, ecológico y cultural muy necesario. Sólo a partir de una auténtica conversión a todos los niveles -personal, local e internacional-, podrá florecer la verdadera paz, no sólo en el cese de los conflictos, sino también en una nueva realidad en la que se curen las heridas y se reconozca la dignidad de toda persona.