Fecha: 29 de diciembre de 2024

En esta octava de la Navidad celebramos el día de la Sagrada Familia de Jesús, José y María, que se presenta como modelo de fe y esperanza. Pidamos a Jesús, María y José que inspiren a las familias a ser testigos del amor de Dios, a ser portadoras de la Buena Noticia que es fuente de esperanza para el mundo.

Este año la fiesta de la Sagrada Familia coincide con otro hecho muy remarcable: el inicio, en cada una de las diócesis del mundo, del Año Jubilar 2025 bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”.

El Santo Padre inició oficialmente el Jubileo 2025 el pasado 24 de diciembre de 2024 con el rito de apertura de la Puerta Santa en Roma. Este hermoso gesto nos recuerda que el Jubileo puede ser una gran ocasión para encontrarnos con Cristo. Él es la puerta. El que entre a través de Él tendrá vida abundante (cf. Jn 10,9-10).

Hoy tenemos el gozo de celebrar en la Catedral de Barcelona una eucaristía por el inicio del Jubileo en nuestra archidiócesis. Dios quiera que esta celebración nos anime a vivir este tiempo con la alegría que nace de la esperanza puesta en Dios. El Jubileo cristiano tiene su origen en el jubileo hebreo. En el libro del Levítico del Antiguo Testamento leemos que cada cincuenta años el pueblo de Israel celebraba un año santo en que los esclavos recuperaban la libertad y se perdonaban las deudas económicas contraídas (cf. Lev 25,8-13).

En la Iglesia católica, el jubileo es una celebración que de ordinario tiene lugar cada veinticinco años. Es un tiempo en que se conceden gracias espirituales (indulgencias) a los fieles. Es una ocasión para reconstruir las relaciones con Dios y con nuestros hermanos. Dejemos que el Señor sane nuestros corazones. Redescubramos durante estos días el valor del perdón. Durante este año acerquémonos con fe al sacramento de la reconciliación.

Cristo es el fundamento del Jubileo. En la sinagoga de Nazaret, al inicio de su vida pública, Jesús proclama «el año de gracia del Señor» (Lc 4,19). Él nos ha traído la Buena Nueva, especialmente a los más vulnerables.

Observemos, por un instante, el logo del Jubileo. En él aparecen cuatro figuras de diversos colores. En ellas podemos ver representada a la humanidad, en toda su diversidad, personas de diferentes razas y culturas. Si nos fijamos bien, veremos que las figuras están abrazadas. Y es que el Jubileo es una llamada a construir, con la fuerza del Espíritu Santo, un mundo donde reinen el amor y la fraternidad.

Vemos también cómo las figuras se mantienen firmes en un mar encrespado. No se hunden porque se aferran a una cruz que termina en un ancla. El ancla es Jesucristo. Si vivimos unidos a Cristo, no podrán con nosotros las tempestades de la vida. Él nos ayuda a mantener viva la fe en medio de las dificultades. Nada ni nadie podrá jamás separarnos de su amor (cf. Rom 8,39).

Queridos hermanos y hermanas, hoy que celebramos la Jornada de la Sagrada Familia, oremos también para que este Jubileo dé fruto abundante. Pidamos al Señor que nos anime a ser “peregrinos de esperanza” para un mundo herido.  Que María, madre de la esperanza, nos enseñe a mantener viva la confianza en el Señor.