Fecha: 11 de diciembre de 2022
Durante el Ángelus del pasado 16 de octubre, el papa Francisco hizo un anuncio muy especial: la asamblea del Sínodo se ampliará. Se desarrollará en dos sesiones en lugar de una: la primera, del 4 al 29 de octubre de 2023, y la segunda, en octubre de 2024. Y es que los frutos de este proceso sinodal han sido tantos en la fase diocesana, con las aportaciones de muchas personas, que para que maduren es necesario disponer de más tiempo para discernir lo que quiere Dios para nuestra Iglesia.
El proceso sinodal continúa con la etapa continental. En esta etapa revisaremos a fondo el camino que hemos recorrido. Lo haremos a partir de un documento elaborado por un grupo de expertos de todo el mundo. Se trata del Documento de trabajo para la etapa continental, el cual ha sido aprobado por la Secretaría del Sínodo.
El documento nos propone que reflexionemos sobre un precioso texto del profeta Isaías: «Ensancha el espacio de tu tienda, despliega los toldos de tu morada, no los restrinjas, alarga tus cuerdas, afianza tus estacas» (Is 54,2). Con esta imagen, el profeta Isaías nos recuerda que el pueblo de Israel estuvo viviendo durante años en el desierto. Las gentes de Israel habitaban en tiendas formadas por tres elementos: un toldo, unas sencillas cuerdas y unas estacas.
Las palabras del profeta Isaías pueden iluminar el proceso sinodal que estamos viviendo. Nos ayudan a imaginar nuestra Iglesia como una casa abierta a todos. Dios quiere que despleguemos los toldos de nuestro hogar, que vayamos en busca de todos aquellos que no tienen donde refugiarse. Nos pide que nuestra Iglesia sea una familia donde todo el mundo se sienta escuchado y querido.
Las cuerdas mantienen unidos los toldos de la tienda. Hacen que esta resista la fuerza del viento y no se derrumbe. En el libro del Eclesiastés podemos leer que una cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente (cf. Ecl4,12). Ojalá que nuestra Iglesia sea una comunidad de hermanos y hermanas unida al hilo principal, Jesucristo.
Las estacas aseguran que la tienda esté bien sujeta al suelo. También la escucha de la Palabra, la oración y la celebración de la Eucaristía y del resto de sacramentos, son como estacas que mantienen firmes a nuestras comunidades y les dan fuerzas para vivir el presente con confianza y afrontar el futuro con esperanza.
Este texto nos anima a trabajar por una Iglesia que sea una comunidad viva, misionera, que acoja a todo el mundo y que avance llena de fe al encuentro de Jesús y de nuestros hermanos.
Queridos hermanos y hermanas, el Sínodo ha abierto una etapa de esperanza para nuestra Iglesia. El Señor cuenta con todos nosotros para que dé fruto abundante. Oremos para que María nos acompañe en las siguientes fases de este proceso sinodal.